Consejos para la conciliación de la vida laboral y familiar

NH Hotels Abr 11, 2023

Todos queremos encontrar el equilibrio perfecto en la conciliación de la vida laboral y familiar. Ambos ocupan una gran e importante parte en nuestras vidas, y el secreto está en conjugar bien el estrés diario en el trabajo con nuestra vida y con todas esas cosas que importan de verdad y que nos aportan alegría y felicidad.

Te sugerimos unas cuantas preguntas que puedes hacerte (o
un cuestionario al que puedes responder)
para saber si llevas un equilibrio saludable entre tu vida y el trabajo:

  • ¿Sueles pensar a menudo en el trabajo fuera de la jornada laboral?
  • ¿Sientes que no dedicas suficiente tiempo a tu familia y a tus seres queridos?
  • ¿Sueles sentirte mental y físicamente agotado?

Si has respondido en afirmativo a alguna de estas preguntas, sigue leyendo este artículo, reflexiona y analiza qué es lo que te está causando mayor estrés.

«Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida» —dijo Confucio—.

Si te gusta ir a trabajar y sacas tiempo que dedicar a tu familia, parece que has dado con la clave. Pero si por el contrario, no te gusta nada tu trabajo y se te está atragantando, puede que haya llegado el momento de empezar a buscar otro. O puede que incluso sea el momento de dar un giro radical a tu trayectoria profesional. No tienes por qué conformarte con una situación que te agobie; la vida es demasiado corta y nunca es tarde para empezar a aprender y hacer algo nuevo. Siempre que sea algo que siente bien, merece la pena valorarlo, pero intenta aguantar todo lo que puedas hasta que te encuentres algo mejor.

Encontrar la satisfacción en cualquier trabajo tiene efectos positivos en el entorno laboral. Los estudios han demostrado que es más probable que los empleados que disfrutan haciendo su trabajo no estén de baja, ya que les gusta ir a trabajar y disfrutan de lo que hacen. La productividad también es un factor primordial. Cuanto más feliz esté el empleado, más productivo será. La comunicación es un arma fundamental a la hora de descubrir lo que hace más felices a tus colaboradores. Ofrecer flexibilidad de horarios, el teletrabajo y apreciar la tarea realizada obran milagros.

 

Pero, ¿por qué nos empeñamos en trabajar tanto? Nos han enseñado a trabajar duro y a tener éxito en la vida. Y no hay nada malo en querer avanzar en una trayectoria profesional siempre que disfrutes de lo que estés haciendo y tengas claro lo que el éxito supone para ti. Muchas personas se fuerzan al límite, porque temen perder su trabajo, o porque intentan escalar posiciones dentro de la jerarquía corporativa. Si bien, la vida no tiene por qué estar supeditada al trabajo las 24 horas del día, y si lo está, será porque tú así lo has decidido y eso es lo que quieres.

1. Fijar límites

A muchos de nosotros nos cuesta decir que no. Queremos ser complacientes, ya que nos han educado haciéndonos creer que no está bien decir que no. Aunque, por otro lado dejar que te pasen por encima, tampoco es que sea plato de gusto. Fijar límites en tu entorno laboral es primordial para tu bienestar y tu salud mental. Todos hemos sentido presión al decir que sí y asumir más obligaciones. No obstante, es importante aprender a decir que no para la conciliación de la vida laboral y familiar.

Una forma muy sencilla de lograrlo es utilizar un teléfono, ordenador o correo electrónico distintos destinados única y exclusivamente para el trabajo. A menos que se te pague específicamente para estar «de guardia» fuera de las horas normales de trabajo, cuando acabes tu jornada, te recomendamos desconectar todo tipo de comunicación profesional y cerrar sesión hasta que vuelvas a tener que fichar. No es el fin del mundo si pierdes una llamada o no respondes inmediatamente a un mensaje.

Esta fórmula es igual de beneficiosa para los empleados que trabajan a distancia, como para los que lo hacen presencialmente y hace maravillas para aquellos a los que les cuesta resistir la tentación de estar venga a mirar el teléfono o el correo cuando deberían estar relajándose y desconectando durante el resto del día (o el fin de semana).

Otra forma importante de fijar límites consiste en saber exactamente las obligaciones que entraña tu puesto de trabajo para que no te estés cargando con responsabilidades adicionales que no estén incluidas en tu contrato laboral. Si empiezas a asumir otras tareas que no figuran en la descripción de tu puesto es que

no has delimitado correctamente los límites y puedes estar expuesto a que tu empleador se aproveche de ti. También puede acrecentar en ti un sentimiento de rencor que merme tu rendimiento en el trabajo y tu salud mental.

2. Dedicate tiempo a ti mismo

Por muy sociales que seamos y necesitemos (o no) rodearnos de personas e ir a trabajar, también tenemos que dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Es preciso darle a nuestra mente el reposo y el tiempo necesarios para que libere el estrés diario y recargue las pilas, y así evite el desgaste.Encontrar espacio para uno mismo ha demostrado producir numerosos beneficios para
la salud mental y el desarrollo personal

. Puede incluso servirte para dar con aquello que te esté causando estrés, tristeza o enfado.

Además de tener distintos teléfonos y correos electrónicos para la vida personal y la profesional, te recomendamos que también desconectes de las redes sociales. No importa si dedicarte tiempo significa ir a dar un paseo, hacer yoga, o probar unos cuantos hoyos al golf; cada uno se entretiene de manera diferente.

Algunos les gusta dedicar su tiempo libre a leer un libro o a practicar meditación y otros prefieren ir de caminata o pintar.
Lo importante es que vivas ese momento centrado en lo que haces y no dar cabida a asuntos laborales. El resultado es que al hacer esto te sentirás mejor y eso repercutirá en un ritmo más productivo y centrado cuando vuelvas a la oficina.

3.
 Cuidar las relaciones personales

Aparte de dedicarnos tiempo a nosotros mismos, es igual de importante reservar tiempo para pasarlo con familiares y amistades.
Prepara un día o una velada de planes románticos con tu pareja, o para pasarlo en grande con tus hijos. O monta una gratificante escapada de fin de semana con tus amigos. Cosas tan sencillas como quedar para una comida entre semana con una amistad que hace tiempo que no ves pueden crear cambios positivos en nuestro equilibrio entre la vida personal y la profesional. Además de darnos un aliciente en días de mucho estrés laboral.

4. Cuida de tu cuerpo

Una profesión que requiera mucha dedicación y responsabilidades personales hace que resulte difícil mantener un equilibrio saludable en la conciliación de la vida laboral y familiar. Por eso, intenta no empeorarlo dejando de lado tu estado físico.
Cuando estás rindiendo bien o te sientes bajo presión para entregar un proyecto

a tiempo, es fácil ignorar o dejar de lado nuestras necesidades físicas básicas, no obstante la salud física y mental van de la mano.

Puede que te saltes una comida o te quedes trabajando hasta tarde en pos de una mayor productividad, pero a la larga, eso no solo daña tu cuerpo, también tu eficiencia y la calidad del producto acabado.

Asimismo, cuando te encuentres mal, puede que te parezca contraproducente tomarte uno o dos días de baja, pero en realidad te sentará mejor. Forzarte más allá de tus límites, propiciará que caigas enfermo y retrasará tu recuperación, lo que redundará en una menor productividad, al fin y al cabo. Lo mejor que puedes hacer es quedarte en casa y descansar todo lo que necesites para recuperarte por completo.

Lo más beneficioso es tener el suficiente descanso, una hidratación abundante y respetar unos horarios regulares de comidas. Hidratarse lo suficiente y empezar el día con un desayuno saludable han demostradoaumentar la productividad y el bienestar mental y físico. Por el contrario, se ha visto que la falta de sueño ha repercutido negativamente en la concentración, la resolución de problemas y la comunicación —aspectos, todos estos, vitales para rendir correctamente en el trabajo—.

5. Fijarse objetivos y la gestión del tiempo

Fijarte objetivos te dará la oportunidad perfecta para empezar a priorizar lo que debe importarte más. Recuerda que no se trata de dividir el tiempo entre el trabajo y tu vida personal, sino de tener la flexibilidad de acabar con tus cometidos laborales diarios y tener aún energía para disfrutar de tus ratos en casa.
No existe un «equilibrio perfecto» y puede que tengas que reorganizar cada día en función de tus prioridades.

Planifícalo con tiempo y reserva una hora o dos en el momento en que suelas estar más productivo durante el día, para que dedicar ese momento a ti y a la actividad que quieras hacer. También sabes que necesitas empezar y acabar a trabajar a una hora en concreto y que cuando acabes, apaga, cierra el ordenador y haz una actividad extralaboral. Si tienes que quedarte un poco más tarde, fíjate un límite para que no te pilles los dedos y acabes trabajando hasta medianoche (porque eso nos ha pasado a todos en algún momento…).

El hecho de que cada persona concilie su vida laboral y familiar de distinta manera, no significa que no tenga la debida importancia. Algunas personas se sienten más realizadas trabajando, mientras que otras se sienten más felices en casa o pasando ratos en familia. Todos nos esforzamos por buscar un equilibrio perfecto y sabemos que surgirán obstáculos para conseguirlo, pero que los superaremos y que siempre existe una solución.

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