Basílica de San Ambrosio, una iglesia mítica

Historia de los primeros cristianos

El valor del monumento radica en ser un templo edificado sobre un cementerio de cristianos en la primera etapa de la Iglesia. Tras las persecuciones del Imperio Romano, el obispo de Milán mandó construir la Basílica una vez quedó legalizado este culto. Durante la Edad Media se añadieron importantes modificaciones y todas ellas precedentes a los estilos que se difundieron en Europa. Estamos hablando todavía de arte paleocristiano, cuando en el siglo IX se mandaron añadir algunas decoraciones como una pieza de orfebrería en el llamado altar de San Ambrosio y en los tímpanos.

La sencillez como norma

La Basílica de San Ambrosio adquirió su aspecto definitivo en la época del Románico, con las bóvedas de crucería en su interior llenas de influencias italianas. El exterior siempre ha conservado la sencillez en el estilo, que hacen que el templo sea muy distinto a otros ejemplos. La pobreza en los materiales es algo evidente en el ladrillo rojo y en la disposición de un tejado a dos aguas sobre el que sobresalen los campanarios sin demasiados adornos. Esta pobreza por supuesto es deliberada y nos habla sobre la tradición no materialista del arte paleocristiano. En esta época se buscaba la sencillez para conseguir una elevación del espíritu, a diferencia de otros estilos posteriores. La iglesia cuenta con dos campanarios también de la temprana Edad Media, el de los Canónigos y el de los Monjes.

Basílica de San Ambrosio: cómo llega

A pesar de esa modestia, la Basílica de San Ambrosio se ve bien desde cualquier dirección. Puedes llegar a pie si te encuentras en la Plaza del Duomo, por la Vía Santa Valeria. Si prefieres el transporte público, coge la línea 2 del metro y bájate en S. Ambrogio o los autobuses líneas 50,58 o 94. La entrada es gratuita.

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Autor: Sabrina Renna

Guest Relations Manager en nhow Milano

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