Rijksmuseum: no te vayas sin verlo

La colección pictórica del Rijksmuseum

El Rijksmuseum atesora una colección de arte de valor incalculable, tanto por la cantidad de obras que posee como por la calidad de las mismas. Por ello, si se tiene oportunidad, es preferible tomarse la visita a este museo con mucha calma. Es el mejor modo de disfrutar plenamente de las pinturas expuestas, ya que si se opta por visitarlo en su integridad, el elevado número de obras expuestas puede llegar a abrumar. Por esa razón, recomendamos ser selectivo y visitar el museo por partes. Un recorrido perfectamente asumible y sumamente placentero es recorrer toda la zona de exposición dedicada a la pintura temprana holandesa.

La primera planta del Rijksmuseum

A lo largo de la primera planta del museo se plantea un paseo por las principales creaciones artísticas que se hicieron en Holanda entre los siglos XV y XVII. Desde finales de la Edad Media hasta la plenitud del arte barroco, que en los Países Bajos se dio con un calidad suprema. De hecho, el arte de ese siglo se denomina como la Edad de Oro del arte holandés y el Rijksmuseum es uno de los mejores lugares del mundo para descubrirlo. Pero ésa es la parte final del recorrido por la primera planta del museo, ya que el montaje expositivo nos plantea un itinerario cronológico para que el visitante, aunque no esté muy versado en materia artística, pueda apreciar cómo evolucionó el arte flamenco.

Las obras más antiguas del Rijksmuseum

Las primeras salas muestran creaciones pictóricas de temática religiosa. Entre ellas sobresalen los cuadros de Jan Mostaert como el Árbol de Jesse o las tablas pintadas por el llamado Maestro de la Spes Nostra. Son imágenes que nos hablan de una sociedad temerosa de Dios, en la que la religión cumplía un papel social predominante. Sin embargo, poco a poco el arte nos va mostrando como el Humanismo va cobrando importancia, y el oscurantismo propio de la Edad Media va desapareciendo.

El arte del siglo XVI en el Rijksmuseum

De esta forma se llega a las salas que representan el arte renacentista holandés. En ese momento se siguen realizando obras de ambientación religiosa, como son el cuadro de La caída del hombre que realizó Cornelisz van Haarlem en 1592, en la que vemos a Adán y Eva antes de cometer el pecado original. También muestra un tema religioso el Tríptico de la Adoración del Becerro de Oro de Lucas van Leyden, uno de los pintores considerado como un pionero del Renacimiento en el Norte de Europa. Pero junto a esas imágenes de episodios bíblicos, también aparecen otras de temas más mundanos, como el colorista cuadro de El baile de los huevos de Pieter Aertsen, pintado en 1552.

El Siglo de Oro en el Rijksmuseum

De esta forma se llega a las salas más aclamadas del museo. Aquellas donde cuelgan los lienzos de los grandes maestros holandeses del Barroco. Allí no podían faltar algunas de las obras cumbre de Rembrandt, entre las que destaca su afamada Ronda de noche, una de las pinturas más famosas de la historia. Pero también se contemplan algunos de los maravillosos retratos realizados por Franz Hals, algunos paisajes de Ruysdael y por supuesto, La Lechera de Vermeer, un cuadro reproducido hasta la saciedad. 

En definitiva, el recorrido por la pintura temprana holandesa que nos ofrece el Rijksmuseum es un verdadero deleite para los sentidos. La visita a este museo, ubicado en la Museumplein número 1, es por sí sola merecedora de un viaje a Ámsterdam. Así lo piensan muchos de los viajeros que llegan a la capital holandesa. Por ello es aconsejable sacar las entradas con antelación en la página oficial del museo. Y si no se hace, al menos madrugar para llegar ante las taquillas lo antes posible y así hacer menos cola. 

El museo está abierto cada día de 9 a 17 horas. La entrada cuesta 17,50 euros. Los menores de 18 años entran gratis. Para llegar al museo puedes usar las líneas 2 y 5 desde la Estación Central y bajarte en la parada Rijksmuseum.

Autora: Lana de Wit

Guest Relations Manager en el Anantara Grand Hotel Krasnapolsky

Mi nombre es Lana de Wit, Gerente de Relaciones con los Huéspedes en el Anantara Grand Hotel Krasnapolsky. Junto con el equipo de Relaciones con los Huéspedes y Servicios para los Huéspedes, nos aseguramos de que todos los visitantes tengan la mejor experiencia en nuestro hotel y atendemos sus solicitudes especiales, celebraciones y expectativas. Obtengo energía al resolver problemas y esforzarme por ofrecer lo mejor posible. Me encanta el hecho de que cada día sea diferente y esté lleno de sorpresas. Siempre soñé con trabajar en el Krasnapolsky desde que era una niña pequeña, así que poder trabajar aquí en los últimos años ha sido un sueño hecho realidad junto con mis fantásticos colegas. Mi misión principal es permitir que cada huésped se vaya con historias extraordinarias y recuerdos inolvidables para llevar a casa. ¡Espero darles la bienvenida aquí en Ámsterdam para brindarles la verdadera experiencia Anantara!