Los orígenes de Halloween
No es ninguna coincidencia que varios de los mejores destinos para planear tu viaje de Halloween sean de origen celta.
Etimológicamente, la palabra Halloween guarda relación con “All Hallows' Eve”, una expresión que hace referencia a la víspera del Día de Todos los Santos, cuya pronunciación en escocés medieval es bastante similar al término actual.
En cuanto al origen de Halloween, este se remonta a los celtas y su fiesta de Samhain, que coincidía con el final del verano y el principio de la nueva temporada agrícola. Para los antiguos celtas, era el momento del año para revisar la cosecha y asegurarse de que contaban con las provisiones necesarias para superar el invierno.
En Escocia, donde los meses fríos son especialmente largos y duros, hay quienes creen que en estas jornadas con pocas horas de luz solar, la línea entre el mundo de los vivos y el de los muertos se vuelve más fina, así que los espíritus, brujas y demonios pueden volver y provocar que el ambiente sea oscuro y aterrador.
La tradición de decorar calabazas en Halloween también se remonta a los celtas y está relacionada con la leyenda de Jack-o'-lantern, un ladrón que intentó engañar al diablo y cuyo castigo fue que su alma vagara eternamente por la oscuridad. Cuando Jack le pidió al diablo una lucecita para poder ver el mundo, este le lanzó unas ascuas, que el ladrón colocó dentro de un nabo, una manzana o una calabaza, tres ingredientes habituales de los postres de Halloween.
En la víspera del Día de Todos los Santos, Jack sigue vagando entre el mundo de los vivos y el de los muertos, mientras pregunta a todas las personas con las que se cruza: “¿Trato o truco?”.
A lo largo de los siglos, estas ideas cruzaron el charco y empezaron a ganar popularidad en Estados Unidos. La influencia celta y anglosajona es evidente en los mejores lugares para visitar en Halloween, aunque en cada sitio se haya mezclado con las costumbres locales.